“El tiempo pasa, nos vamos haciendo viejos….” dice la rola del buen Silvio y todo sigue igual, después del tortuoso camino que significó el proceso electoral y que desembocó en el “triunfo” del panista Felipe Calderón, la situación social y económica está como contenida, atorada sin que podamos vislumbrar algo positivo en el corto plazo.
El país está militarizado en una guerra frontal contra los capos de la droga, mismos que engordaron y crecieron bajo la tutela ignorante y sin compromiso del estado Mexicano.
Todos aplaudimos esta acción, pero muy pocos creemos que esta guerra se ganará y aquí es donde justamente viene la preocupación, es una guerra que simplemente no se puede perder y es en estos lineamientos que el gobierno federal la ha desatado, es decir ganar o perder.
No creo que así se deba atender este problema, ya que también es el resultado de innumerables problemas sociales , añejos casi todos y no resueltos en ningún momento.
Pactar, en otros casos legalizar y en los menos prohibir sería de antemano una idea más atinada, ya que –admitámoslo- no se podrá vencer a este flagelo hoy por hoy ni mañana por mañana.
El EZLN, los movimientos sociales todos, dónde están? ahí están donde siempre no se han movido, esperando, aprendiendo, madurando, en cualquier momento listos para sorprendernos con su razón sobre los problemas indígenas o sociales que perduran sin resolverse apostando al tiempo y al olvido.
Las guerrillas, también están ahí esperando, pero para darnos una lección más temida de la cual nadie quiere iniciar y menos terminar.
La economía familiar -la que vivimos todos los días- sigue en su proceso habitual: difícil, riesgosa y en muchos casos desastrosa, es complicado y desgastante salir adelante, nos alcanza cada vez menos mantener nuestro nivel de vida –el que sea- salvo honrosas excepciones de algunos que han ganado en sus apuestas de vida y con más suerte que con trabajo.
Aún así se han ganado espacios y metas en todos los renglones de la vida, no olvidemos el triunfo de las sociedades de convivencia aquí en Distrito federal y Chihuahua, pero que están siendo impugnadas por sectores y partidos reaccionarios que olvidando sus oscuras realidades y pasado se erigen como los paladines de la moral y la verdad. Que ganas de sacar los trapitos al sol de todos ellos cuando así lo ameriten.
La clase política esta destinada a olvidar su sentido de existencia y desarrollo: el bienestar de todos y cada uno de los sectores sociales del país.
Ya no podemos dividir nuestra vida en sexenios, en promesas de campaña, en presidentes.
Qué nos queda por hacer? creo que mucho: trabajar, apostar, amar, intentar y fundamentalmente luchar por nosotros y nuestro gran país para hacernos más humanos, más comprometidos, más libres, más solidarios, más justos y más felices.
Sólo así, juntos sin más bandera que la diversidad y la justicia podremos exigir lo que necesitamos y merecemos, si no lo hacemos así : a que todo sigue igual……y para siempre.
miércoles, 7 de marzo de 2007
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